Entre Asturias y Alemania se suceden en la tierra tantos , y tan hermosos lugares...
Siempre aprovechamos la escalada en el mapa para: visitar pueblos emblemáticos, contemplar lagos, escuchar las aguas de las riberas, pasear por bosques, visitar parques botánicos y callejear por ciudades, entrar en museos o catedrales. Nos pirran las tiendas Oxfam y Cruz Roja, los mercados como el de "La pulga", en
donde compramos las cosas que necesitamos. Los precios son muy buenos y además se contribuye a otro tipo de economía, más justa y solidaria. Nos fascina recorrer pasillos de bibliotecas donde se nos va el tiempo volando;curiosear en librerías y tiendas de second hand de libros; nos lucen todos los colores en los ojos de tantas maravillas escritas. Así es como vivimos nuestro recorrido hasta llegar al punto de partida. Lo hacemos sin desviarnos mucho de nuestra ruta a medida que ascendemos por Europa. Si algún lugar nos parece interesante , tomamos el desvío aprovechando la ocasión, siempre con la ilusión del comienzo de nuestro reto deportivo. Y mientras, nos empapamos de las tendencias en cada nuevo lugar que recorremos, Observamos atentos, todo y cuanto vemos por primera vez, comentando cada cual cómo lo vive. Escuchamos con las orejas bien abiertas, y nos relacionamos con quién sea que nos crucemos en el camino. Siempre vamos dispuestos a aprender.
Este verano, cuando entramos en Burdeos el calor era sofocante. Un calor típico de agosto, allí, claro. A nosotros nos gusta más el clima de Islandia , los Países Nórdicos...pero hay que ver mundo. Hay tanto por recorrer. Y cuanto más viajo, más me doy cuenta de lo mucho que me queda por conocer.
Orleans
Plaza du Martroi
Juana de Arco
Juana de Arco
Pateamos las dos ciudades de arriba a abajo y de un lado a otro desde primera hora de la mañana hasta la última de la noche. Recorrimos el centro de cada una de ellas, también las periferias. Nos encantan los barrios. Nos fascinan. Nos ha dado por numerar las zonas de cada ciudad a nuestra manera para según qué cosas. La zona 1 es el centro. Ahí todo suele ser más caro y postulado. La zona 3 suele ser la mejor; es allí dónde está la "vida real"; donde hay: fruterías, cafés, teterías, tiendas de ropa y libros de segunda mano, restaurantes indios, kebakcs y restaurantes mexicanos. Establecimientos donde comer a buen precio y "gente rara como nosotros".
El lunes fuimos a recoger los patines nórdicos a Maguncia, dicho en Alemán: Mainz. Allí teníamos "el campamento base". Nos gusta Maguncia. Se formó a partir de una fortaleza romana. Hay un extraordinario paseo a orillas del caudaloso Rhin.
Recordaba la playa fluvial, el puente.
Había estado allí en 2013. Por aquel entonces no llegué a recorrer
enteramente la ciudad. Fue uno de los lugares de paso en mi Cicloaventura Wien-Dusseldorf. En aquella ocasión me sentí bien en aquel lugar al suroeste de Alemania. Me gustó. La noche que llegué allí, pude contemplar desde el camping en el cual dormí, que al otro lado del río se celebraba fiesta. Las luces de la ciudad, las siluetas de la Catedral de San Martín. Escuché entonces, la música de la verbena, el estruendo de los fuegos artificiales de mil colores que brillaron en el cielo, los reflejos en las aguas del Rhin. Al otro día, fue agradable ciclar en la amplitud y orden de las calzadas donde la bicicleta es un vehículo más, no como aquí en España, todavía hoy. Reinaba la tranquilidad del tránsito a primera hora, el buen clima, y el amanecer soleado. Inolvidable.
Por eso es que cuando este año llegamos allí Nacho y yo, fue curioso percibir, esta vez en compañía, de nuevo, la ciudad. Con aquellos recuerdos tan buenos a flor de piel...
Como no podía ser de otra manera, en cuanto tuvimos los patines nórdicos, nos los colocamos y a rodar. Además de los patines, los bastones, claro. Fue chocante, divertido.
Un nuevo desafío.
Hasta entonces patinábamos en línea; no habíamos probado nunca los nórdicos, pero la aventura, es la aventura, y lo que quisimos, como todos los años, es, viajar en transporte sostenible durante un mes al año. Considerábamos a los patines nórdicos antes de realizar el viaje, transporte sostenible. Consideramos, ahora, después de rodar por unos cientos de kilómetros por tierras de Alemania que lo es. Transporte sostenible y sustentable.
Fantástico reportaje con unas fotos preciosas. Sois unos cracks.
ResponderEliminarMagnífico. Disfrutamos un montón con vuestros viajes.
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